Festival Internacional de Artes Vivas | Santiago Benítez R.
Me llamo Santiago Benítez Rodríguez, tengo 16 años, estudio en el Colegio Lauro Guerrero, en la ciudad de Loja, cursando el 2º año de BGU. Este texto es el principio del desarrollo de mi proyecto en «Letras y escritura», el motivo de mis publicaciones será siempre la difusión de información certera y de manera atractiva, con el fin de dar a conocer diferentes aspectos de la cultura y el arte de la ciudad de Loja
Cultura es la palabra que mejor define a la ciudad de Loja, cuna de algunos de los más emblemáticos e innovadores artistas del Ecuador a lo largo de la historia; literatos, intelectuales, músicos y artistas que han generado gran parte de lo más representativo del arte del país. Entre los cuales destacan Benjamín Carrión, Eduardo Kingman, Cristóbal Ojeada Dávila, Ángel Felicísimo Rojas, Pablo Palacio, José Riofrío, Segundo Cueva Celi y Matilde Hidalgo de Procel. La lista es extensa y le ha valido a Loja ganarse la reputación de capital cultural y musical del Ecuador, cumpliendo así el reto que planteó en el siglo pasado Benjamín Carrión de convertir al país en una potencia cultural.
Las artes vivas son representaciones que derivan de múltiples combinaciones y formas, performances y artes escénicas que producen actos vivos. Son expresiones que transmiten, reciclan y traducen experiencias que sobrepasan límites culturales. Estas combinan tradiciones, crean un diálogo expresivo entre el cuerpo individual y el cuerpo social y todo lo que sus problemáticas engloban, sin dejar de lado la importancia que tiene el escenario en el que suceden, que en caso del Festival Internacional de Artes Vivas 2018, la ciudad se vuelve el escenario. Cuando las plazas, parques, calles y sus esquinas cantan y bailan, el arte de mimos, clowns y teatreros arrancan una sonrisa, una lágrima, una carcajada; cuando las calles y las veredas son un lienzo o una pizarra para que quien las transita les dé pinceladas de alegría y color a través de garabatos llenos de vida; cuando las cuerdas de la guitarra arrancan emociones y las sillas en los teatros cobran vida, la ciudad emerge como un entorno mágico.

Foto de:
Helen Quezada.
Cultura, arte y tradición son palabras propias para describir a la ciudad de Loja, que con orgullo porta el título de Capital Musical y Cultural del Ecuador; esto se demuestra cada año, desde 2016, en el Festival Internacional de Artes Vivas en la cual por diez días la ciudad se viste de arte y cultura y se manifiesta, bella y magnífica, en cada espectáculo y performance. La tercera edición del Festival nos ha dejado mucho de qué hablar, el público se vio poco entusiasmado en los primeros días del mismo, pero al ver la gran cantidad de espectáculos, bailes, actuación y títeres, podemos decir que esta edición del festival no quedo corta. La multiculturalidad fue gigantesca, con personas de otros países visitando y comerciando en nuestra ciudad dando un tinte plural e incluyente a la ciudad, el cual siempre será objetivo de su realización.
En cada uno de los días en los cuales podemos sentir y vivir el festival, apreciamos lo más hermoso del ser humano, el expresarse libremente sin obstáculos. El lienzo propio de Loja es la calle Bolívar, lugar maravilloso y lleno de arte; los niños pueden dibujar sus superhéroes favoritos, los adultos sus sueños y metas y los ancianos sus penas y amores perdidos. Además de la calle Bolívar, en las plazas de nuestra ciudad, coronadas por tres majestuosas iglesias, se vieron cada día representaciones, música y baile, encendiendo los corazones de cada espectador. Espectaculares fueron los títeres que venían acompañados de música al estilo más bizarro pero creativo de este campo.
En los primeros momentos del festival, los rumores se volvieron una realidad a medias cuando escuchamos a una alta autoridad de Estado, que no estaba asegurado que la próxima edición del festival se realice en nuestra ciudad. La euforia y el sentimiento lojano saltaron pavorosos en defensa de nuestro festival, esto es un ejemplo más de muchos en los cuales podemos reconocer que el centralismo y regionalismo, propio de la historia nacional, aún están arraigados en nuestra Patria Chica. Los lojanos hacemos del Festival una festividad cultural y artística; sólo Loja, pudo realizar un festival de carácter internacional y salir ganando.
En conclusión, el festival nos ha dado muchas experiencias, lugares en los cuales disfrutar con los amigos y con la familia, lugares para sentir y palpar la cultura y el arte desde un ángulo diferente y creativo, ver representaciones y performances que nos hacen apreciar aún más al arte y sus manifestaciones. Esta edición del festival no ha sido mejor que la anterior por muy poco, pero lo que sí podemos decir es que en esta edición tuvimos la oportunidad de aprender de unos cuantos errores, para que la próxima edición podamos dar un mejor festival a Loja y al Ecuador.
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